6 feminicidios y otros asesinatos de mujeres en lo que va del año 2022 en España. 78 feminicidios y otros asesinatos de mujeres en el año 2021 en España. Además de las criaturas que también fueron asesinadas.
Desde 2010, año que se empezaron a documentar los feminicidios en España, se han registrado 1.285 mujeres asesinadas por hombres.
Todas estas mujeres han sido asesinadas única y exclusivamente por el mero hecho de ser mujeres.
Si hubieran sido hombres, no las hubieran asesinado. Y por supuesto, si se luchase contra el machismo y las violencias machistas como se debería de luchar, con sentencias ejemplares, ejemplarizantes y ejemplarizadoras; con la supresión de beneficios penitenciarios, atenuantes en los juicios, acuerdos a puerta de sala; con la implantación de una ventanilla única judicial; con la supresión total de visitas con los maltratadores; con la retirada de la patria potestad; con el cumplimiento total de la condena.
Si se implantasen todas las medidas y cambios que las asociaciones de víctimas llevamos años pidiendo, seguramente, no nos estarían agrediendo sistemáticamente y asesinando al libre albedrío de los maltratadores.
Y sobre todo, si no se dejase en libertad a los maltratadores, cuando se ve riesgo claramente para la víctima. Porque no son pocos los que quedan en libertad y van a buscar a su víctima para matarla. Y la matan. Y luego minutito silencio y … ¡a otra cosa mariposa!
Si estos asesinatos hubieran recaído en miembros del género masculino, probablemente el revuelo social y mediático hubiera sido muy diferente. O se hubieran cometido por cualquier otro motivo (un asesino en serie, terrorismo, religión, racismo) hubieran abierto los noticiarios y hubieran sido primera plana en periódicos… Pero claro, sólo nos asesinan a nosotras. Eso sí, prácticamente una a la semana, pero lo estamos normalizando totalmente.
Habrá quien diga que qué más queremos, que nos han reformado la ley. Que tenemos pactos. Que tenemos recursos y que las asociaciones nos forramos montándonos chiringuitos para ayudar a las víctimas.
Pues bien, nada de eso es suficiente, porque a la vista está que nos están asesinando casi una a la semana.
Y si las asociaciones de víctimas estuviéramos forradas, podríamos tener más medios para ayudar, que no tenemos. Básicamente, porque a las verdaderas asociaciones de víctimas es a quiénes no nos llegan los medios para ayudar, ya que se usurpan constantemente los espacios que nos corresponden, apartándonos, ninguneándonos, haciéndonos el vacío, manteniéndonos en la ignorancia informativa de reuniones, actos y demás, no vaya a ser que estemos dónde nos corresponde, nos enteremos de las cosas y que quiénes no deben estar allí, se les acabe el juego.
Las asociaciones de víctimas, que somos quiénes más capacitadas estamos para asesorar, comprender y acompañar a las mujeres víctimas que necesitan ayuda, estamos siendo sistemáticamente condenadas al ostracismo. Confinadas en un ghetto en el que nos obligan a estar quienes están tomando al asalto nuestros espacios propios por derecho.
Nosotras, las víctimas sobrevivientes, no queremos esos espacios ni por fama, ni por reconocimiento, ni por dinero. Queremos el lugar que nos corresponde porque es desde ese lugar desde donde podemos luchar con todo nuestro armamento desplegado contra las violencias machistas y los maltratadores.
Es desde ese lugar, desde dónde podemos llegar a las mujeres que están sufriendo y que se sienten muchísimo más seguras hablando con mujeres que han vivido lo mismo que ellas, a estar hablando con una persona que no ha sufrido lo que ella y sus criaturas están sufriendo. Que las van a escuchar sin juzgar, con empatía y sororidad, porque todo lo que nos están contando, lo hemos vivido segundo a segundo. Lo hemos sentido en nuestra propia piel.
Hemos sentido su miedo. Y sabemos las dudas que tiene, y sobre todo, los miedos que no la dejan dormir y que la paralizan.
Y es desde ese lugar, el lugar que nos corresponde, desde dónde podemos concienciar a la población, contando nuestras vivencias, contando que se pasa muy mal, pero se puede salir. Contando que la ayuda de familiares, amigos, vecinos es primordial para que esa mujer pueda dar el paso y comenzar una nueva vida con sus criaturas, si las tiene.
Y es desde ese lugar dónde no vamos a parar hasta que cada hombre, mayor, joven y niño, sea capaz de entender que la mujer que tiene a su lado es su igual en derechos, y que por ello merece el mismo respeto que él mismo.
Mientras tanto, seguiremos luchando para que las violencias machistas y los asesinatos no se normalicen. Porque normalizar eso, es normalizar la barbarie y reconocer que dejamos mucho que desear como una sociedad civilizada.
Y seguiremos luchando para frenar a aquellos que niegan la evidencia de la existencia de las violencias machistas sobre mujeres y criaturas.
Porque quienes niegan esto, automáticamente, se convierten en sus cómplices.
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