El Consejo General de la Abogacía Española ha puesto sobre la mesa un tema crucial que ha sido históricamente ignorado: la violencia económica como una forma de violencia de género. Esta violencia no se manifiesta con golpes o agresiones físicas, sino a través de un control económico que asfixia a las mujeres, limitando su autonomía y su capacidad de decisión.

El ejemplo más claro de esta violencia es el impago de pensiones alimenticias o compensatorias, un mecanismo que, además de incumplir una obligación legal, se convierte en una forma de castigar y controlar a la mujer después de una separación.

La importancia de reconocer la violencia económica como violencia de género

En el marco de las XII Jornadas de Abogados y Abogadas de Violencia de Género, celebradas recientemente en Toledo, se planteó una demanda contundente: que los juzgados especializados en violencia sobre la mujer asuman también los casos de violencia económica. Este paso no solo garantizaría que las víctimas cuenten con asistencia jurídica inmediata, sino que también les permitiría acceder a los beneficios de la asistencia jurídica gratuita, facilitando el acceso a la justicia para aquellas que más lo necesitan.

El estrangulamiento económico se utiliza como una herramienta de control que perpetúa la dependencia de la mujer hacia su agresor, incluso cuando la relación ha terminado.

No se trata solo de no pagar una pensión. Las tácticas pueden ir desde restringir el acceso a cuentas conjuntas hasta ocultar bienes o generar deudas a nombre de la mujer, dejándola en una posición de vulnerabilidad extrema.

Ampliando el concepto de violencia vicaria

Otro de los puntos claves tratados en estas jornadas fue la necesidad de una revisión más amplia del concepto de violencia vicaria, tradicionalmente entendido como el daño o asesinato de hijos menores para hacer sufrir a la mujer.

Sin embargo, la realidad es mucho más compleja. La violencia vicaria no solo afecta a los menores, sino también a cualquier persona cercana a la víctima, como amigos o familiares. Este tipo de violencia se utiliza para manipular y castigar a las mujeres, ampliando el círculo de daño y sufrimiento.

El Consejo de la Abogacía hizo un llamamiento a la Fiscalía para que actúe con mayor proactividad en la protección del interés superior del menor, y solicite medidas cautelares en los casos de violencia vicaria. La protección de los hijos debe ser prioritaria en estos casos, ya que muchas veces son utilizados como armas para perpetuar el control y el abuso sobre la mujer.

Nombrar para visibilizar todas las formas de violencia

Finalmente, se destacó la importancia de nombrar adecuadamente todas las formas de violencia sobre las mujeres, ya que el lenguaje es fundamental para visibilizar y entender la complejidad de la violencia de género. No basta con hablar de violencia física o psicológica. La violencia económica, la violencia vicaria y otras formas de agresión deben ser reconocidas y definidas claramente para que las víctimas puedan encontrar el apoyo necesario y el sistema judicial actúe con la contundencia que estos casos requieren.

Delimitar conceptualmente cada tipo de violencia es un paso esencial para asegurar que las leyes y los recursos destinados a la protección de las mujeres sean efectivos y respondan a las realidades complejas que enfrentan las víctimas. No se puede proteger lo que no se reconoce, y no se puede combatir lo que no se nombra.

Un cambio necesario para la protección integral

La inclusión de la violencia económica y la ampliación del concepto de violencia vicaria son cambios necesarios en la legislación y en la práctica judicial si queremos ofrecer una protección real e integral a las víctimas de violencia de género. El control económico es una forma insidiosa de maltrato que deja a las mujeres atrapadas en situaciones de dependencia y vulnerabilidad.

Es responsabilidad de la sociedad y del sistema legal reconocer todas las formas de violencia que afectan a las mujeres y garantizar que reciban la atención, protección y justicia que merecen. La violencia de género no es solo física, y combatirla pasa por entender todas sus caras.

Colabora con Somos Más y ayúdanos a cambiar vidas