La violencia de género sigue siendo un tema rodeado de desinformación y mitos que distorsionan la realidad. Uno de los más recurrentes es la supuesta avalancha de denuncias falsas, un argumento utilizado para desacreditar a las víctimas y cuestionar la existencia del problema.
Sin embargo, los datos oficiales desmienten esta narrativa. Las denuncias falsas en casos de violencia de género representan menos del 0,01%, según la Fiscalía General del Estado. Pero eso no impide que ciertos sectores insistan en mezclar conceptos como archivos, sobreseimientos y absoluciones para reforzar su discurso.
Para entender mejor la realidad, es fundamental distinguir entre una denuncia falsa, un archivo judicial y un sobreseimiento provisional. Tres términos jurídicos que suelen usarse de manera errónea –o intencionadamente manipulada– en el debate público.
Denuncia falsa: la excepción, no la norma
Una denuncia falsa no es simplemente una denuncia que no termina en condena. Para que se considere como tal, debe probarse que la persona denunciante mintió deliberadamente con la intención de perjudicar a otra persona.
No basta con que la denuncia no prospere: para que una denuncia se declare falsa, debe haber pruebas fehacientes de que fue interpuesta con mala intención.
Las estadísticas desmontan el mito: los datos de la Fiscalía General del Estado dejan claro que las denuncias falsas son anecdóticas, representando menos del 0,01% de los casos.
Este porcentaje es tan bajo que resulta insignificante, pero sigue utilizándose como excusa para sembrar la duda sobre quienes denuncian violencia de género. Una estrategia que busca más debilitar el sistema de protección que arrojar luz sobre la realidad judicial.
Archivo judicial por falta de pruebas: la dificultad de probar la violencia
Una denuncia archivada no es una denuncia falsa, sino un caso en el que no se han encontrado pruebas suficientes para seguir adelante con el procedimiento.
La violencia de género suele ocurrir sin testigos, lo que dificulta su demostración en tribunales y muchas víctimas tardan en denunciar por miedo, falta de apoyo o dependencia económica, lo que complica la recopilación de pruebas.
El archivo de un caso no significa que la víctima mintiera, sino que no se pudo demostrar con las pruebas disponibles en ese momento. Confundir un archivo con una denuncia falsa es un error que perjudica la credibilidad de las víctimas y fortalece la impunidad.
Sobreseimiento provisional: una causa no cerrada que puede reabrirse
El sobreseimiento provisional se dicta cuando hay indicios de delito, pero no pruebas suficientes para llevar el caso a juicio en ese momento.
A diferencia de un archivo, un caso sobreseído no se da por cerrado definitivamente, si aparecen nuevas pruebas o testimonios, la causa puede reabrirse y continuar el proceso.
Muchos casos de violencia de género han sido reabiertos tras un sobreseimiento inicial, cuando se han recopilado nuevas evidencias o han aparecido más víctimas denunciando a un mismo agresor.
Llamar «denuncia falsa» a cualquier caso sin condena es una falacia
Equiparar archivos y sobreseimientos con denuncias falsas es una estrategia para debilitar la lucha contra la violencia de género.
No todas las denuncias terminan en condena, pero eso no significa que sean falsas.
El porcentaje de denuncias falsas es extremadamente bajo, según datos oficiales.
Las víctimas deben poder denunciar sin miedo a ser desacreditadas injustamente.
Este tipo de mitos no solo distorsionan la realidad, sino que fomentan la impunidad y ponen en duda la credibilidad de quienes han sufrido violencia.
La solución pasa por mejorar los mecanismos de prueba y apoyo a las víctimas, en lugar de alimentar discursos que, lejos de buscar justicia, solo perpetúan la desinformación.
Basta de bulos. Basta de manipulación. Basta de violencia.
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