Estamos viendo cómo los políticos de nuestro país están usando las violencias machistas y los asesinatos acaecidos en la primera quincena del mes de enero del año que acaba de comenzar, para echarse cosas en cara los unos a los otros en un sin parar de acusaciones, descalificaciones y peticiones de dimisión y de atacarse a la mínima oportunidad y en cuanto tienen una cámara delante de la cara.
Están convirtiendo lo que debería ser un asunto más que serio, un asunto de estado, un asunto prioritario a nivel nacional, en algo con lo que pelear sin sentido y con el único afán de molestarse como niños de parvulario.
En vez de utilizar toda esa energía en ponerse a solucionar el gran problema que es el terrorismo machista que nos está aniquilando a mujeres y criaturas, prefieren usarla para pelear en sus puestos de trabajo, donde nos representan a todos y todas.
Que eso no se nos olvide… ni se les olvide tampoco.
¿Es necesario volver a recordar de nuevo, que llevamos más víctimas asesinadas por violencias machistas que víctimas asesinadas por el terrorismo de ETA?
¿Es necesario recordar que seguimos sin tener sentencias ejemplares, ejemplarizantes y ejemplarizadoras, que sirvan de aviso a navegantes?
¿Es necesario recordar lo barato que sale en este país maltratar, violar y/o asesinar mujeres y criaturas?
¿Es necesario seguir reivindicando que los derechos tienen que ser para las víctimas y sus criaturas y no para los victimarios?
¿Es necesario repetir hasta la saciedad que un maltratador jamás y nunca será un buen padre?
¿Es necesario de verdad pedir la completa ilegalización del SAP?
¿De verdad es necesario que tengamos que seguir repitiendo lo mismo una y otra vez? ¿O es que piensan que nos vamos a cansar y nos vamos a callar?
Pues va a ser que NO.
A asociaciones como la nuestra, formada íntegramente por víctimas sobrevivientes de violencias machistas, comportamientos como estos, nos preocupan y avergüenzan sobre manera. Seguimos necesitando que el trabajo sea constante, de toda la sociedad, de toda la clase política, independientemente de colores, siglas y pensamientos.
Porque las violencias machistas y sus agresores, no conocen de estatus sociales, de colores ni de siglas. Ninguna de nosotras, ni nuestros hijos e hijas, estamos libres ni exentas de encontrarnos en nuestras vidas con un maltratador, violador, pederasta o asesino machista.
Y es por ello que todos los colores, todas las siglas políticas deben dejar de lado discrepancias, discusiones, dimes y diretes. Deben dejar de usarnos a las víctimas y a las violencias machistas que sufrimos y que llegan a acabar con nuestras vidas, como armamento arrojadizo para jugar al “y tú más” en los debates políticos.
No somos objetos con los que echarse nada en cara.
Somos PERSONAS, seres humanos que sienten, que sufren y que deben ser protegidos y protegidas por la clase política, por los jueces y juezas, por los cuerpos y fuerzas de seguridad del estado, de los seres que nos destrozan la vida, a nuestros hijos e hijas y a nosotras, llegando a asesinarnos. O lo que es peor, llegando a asesinar a nuestras criaturas dejándonos a nosotras vivas, pero muertas en vida.
Basta ya señoras y señores, de enzarzarse en público como niños peleando en el patio de un colegio por un juguete.
Basta ya de echarse en cara cosas que no son importantes para la solución del problema y de no abordarlo de cara.
Basta ya de usarnos de excusa para jugar a ver quién echa el órdago más gordo… y pónganse a trabajar para las víctimas, por las víctimas y sobre todo CON las víctimas.
Que mucho nos nombran, mucho se les llena la boca con las asesinadas, con las maltratadas, muchos minutos de silencio a las puertas de los edificios oficiales… pero asociaciones como la nuestra, todavía estamos esperando que se nos tome en cuenta, que se nos llame para pedirnos opinión a la hora de crear protocolos de actuación, que se nos permita trabajar con las víctimas en condiciones, y sobre todo, que se dejen de usurpar nuestros espacios, que es algo que se está haciendo y permitiendo hacer una y otra vez, revictimizándonos de nuevo. Como si ya lo hubiéramos sido poco.
Pónganse en nuestra piel, en nuestros zapatos y en los de nuestras criaturas, y trabajen con la cabeza. Trabajen para eliminar de raíz la lacra que son las violencias machistas, TODAS. Legislen sin fisuras y sin grietas que permitan a los maltratadores, violadores, pederastas y asesinos tener ni un sólo resquicio por el que tener un atenuante, un beneficio penitenciario, un permiso, una reducción de condena. Porque las mujeres y criaturas asesinadas, que nosotras sepamos, no salen del cementerio con ningún permiso para visitar a sus familias. Más bien es al revés.
Que no son ustedes niños. Se supone que son los que hemos elegido (para bien o para mal) para que dirijan este país y lo mínimo que esperamos de ustedes, es que lo hagan como adultos responsables, mirando por el bien de las víctimas, que es lo que corresponde.
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