Perros de protección para mujeres maltratadas
"¿Dónde coño estabas? ¿eh? ¡Ven aquí!". El hombre se dirige hacia América agitando los brazos, amenazándola, insultándola. Va a agredirla. Pero ella no huye y le da un primer aviso: "¡Vete!", grita. Él no se arredra, y sigue aproximándose, vociferando aún más. "¡He dicho que te vayas!", insiste. Segundo y último aviso. Cuando está a apenas un metro, América tira del arnés de Vero, su perro presa canario que hasta ese momento permanecía a sus pies, calmado. El gesto activa al animal, que se abalanza sobre el agresor, golpeándole con el hocico metido en un bozal. A él le inmoviliza. A ella, le salva la vida. Ahora podría huir, llamar a la policía, o activar la señal del GPS telemático para alertar de que su expareja, condenado por violencia de género, ha quebrantado la orden de alejamiento. Pero es un simulacro. El hombre es en realidad un figurante, [...]