La brecha salarial es una realidad innegable en España a pesar de que la igualdad salarial está garantizada por la ley. Lo cierto es que las mujeres siguen ganando menos que los hombres por hacer el mismo trabajo y no parece que haya voluntad política para resolver esta injusticia histórica hacia las mujeres que no solo afecta a su economía, también a su autoestima, a su capacidad para progresar en su carrera profesional y, en mucho casos, a escapar de la violencia de género.
En España, según datos de Eurostat, la brecha salarial es del 21,9%, lo que significa que las mujeres ganan un 21,9% menos que los hombres por el mismo trabajo. Esta cifra es superior a la media de la Unión Europea, que es del 14,1%. Además, esta diferencia retributiva en España ha aumentado en los últimos años, lo que demuestra que todavía queda mucho por hacer para garantizar la igualdad salarial.
La brecha salarial no solo es injusta y genera consecuencias económicas negativas, las mujeres tienen menos ingresos disponibles para gastar y contribuye a la pobreza femenina y a la dependencia económica de las mujeres hacia los hombres.
Otro efecto negativo de la brecha salarial tiene que ver con la autoestima de las mujeres al constatar que ganan menos que sus compañeros masculinos por hacer el mismo trabajo generando un sentimiento de menosprecio y minusvaloración que puede conducir a la desmotivación e incluso al abandono de la carrera profesional.
La brecha salarial y su impacto en la violencia de género.
No hay duda que la brecha salarial tiene un impacto significativo en una situación de violencia de género. Nosotras conocemos de primera mano sus efectos. Son muchos los casos en los que las mujeres con menos recursos económicos que los hombres se ven en situaciones de dependencia económica que les impiden salir de relaciones violentas y con un sentimiento de impotencia al verse atrapadas en una relación de violencia por no disponer de los recursos necesarios que les permita vivir de forma independiente.
La brecha salarial también contribuye a la pobreza femenina. Las mujeres tienen más probabilidades de vivir en situación de pobreza que los hombres, lo que puede aumentar su vulnerabilidad a sufrir violencia de género. Las mujeres que viven en situación de pobreza tienen menos recursos para salir de situaciones de violencia y pueden sentir que no tienen otra opción que quedarse en relaciones violentas.
Como decíamos, la brecha salarial también puede tener un impacto en la autoestima y la confianza de las mujeres. Cuando las mujeres, en un entorno laboral, saben que ganan menos que los hombres por hacer el mismo trabajo, pueden sentir que no están valoradas y que no tienen el mismo valor que sus compañeros masculinos.
Por eso, seguiremos exigiendo que se tomen medidas para reducir la brecha salarial y que, de una vez por todas, se garantice la igualdad salarial entre hombres y mujeres.
La igualdad salarial es, simplemente, una cuestión de justicia.
¿Por qué existe la brecha salarial?
Hay varias razones, pero una de las principales es la segregación laboral. Por un lado, las mujeres están sobrerrepresentadas en los sectores con los salarios más bajos como el cuidado de personas mayores o la limpieza pero, por otro, también tienen menos presencia en puestos de alta dirección y en sectores donde los salarios suelen ser más altos.
Otra razón es la discriminación directa e indirecta. A pesar de que está prohibida por la ley, la discriminación por razón de género es algo que sigue existiendo en muchas contrataciones.
Una mujer gana menos que a un hombre por hacer el mismo trabajo, únicamente, porque es mujer.
Otro de los elementos que hay que tener en cuenta es que las mujeres suelen tener más responsabilidades familiares que los hombres, limitando su capacidad para trabajar a tiempo completo o para aceptar trabajos que impliquen viajar o tener horarios flexibles.
¿Qué se puede hacer para reducir la brecha salaria?
A falta de una verdadera voluntad de nuestros políticos de corregir definitivamente esta situación no nos queda otro remedio como sociedad que seguir trabajando para fomentar la igualdad de género también en el ámbito laboral y que las próximas generaciones de políticos y empresarios entiendan que la retribución salarial nunca debe de estar condicionada por el hecho de ser hombre o mujer.
También es necesario promover la presencia de mujeres en sectores y puestos de alta dirección garantizando que se respete la igualdad salarial por hacer el mismo trabajo.
Por otro lado es importante educar en la corresponsabilidad del cuidado de las personas dependientes. Esto significa que tanto hombres como mujeres asuman las mismas responsabilidades familiares y el acceso a medidas de conciliación laboral que les permitan combinar su vida laboral y familiar.
Por último, es fundamental que se tomen medidas efectivas para combatir la discriminación directa e indirecta. Esto implica sancionar a las empresas que discriminen por razón de género y garantizar que se realicen auditorías salariales para detectar posibles desigualdades salariales entre hombres y mujeres. Además, es importante que se promueva la educación en igualdad desde edades tempranas ya que es fundamental para erradicar los estereotipos de género y fomentar la igualdad entre hombres y mujeres.
Solo así se conseguirá que las nuevas generaciones tengan una mentalidad más igualitaria y se promueva un cambio real en la sociedad.
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