El reciente fallo judicial que ha permitido a 13 personas acusadas de prostituir a menores en Murcia evitar la cárcel ha encendido las alarmas y nos hace retroceder en la lucha contra la violencia contra las mujeres. Esta situación pone de manifiesto una de las mayores debilidades del sistema judicial: la dilación en los procesos que, en casos tan delicados como la explotación sexual de menores, no solo favorece a los culpables, sino que también revictimiza a las personas más vulnerables.

Justicia que no llega

La lentitud judicial ha llevado a que los responsables de estos actos abominables reciban condenas tan leves que apenas generan un impacto real en su vida. En Somos Más creemos que es imperativo acelerar los tiempos procesales en casos que involucran a menores. No puede ser que los delitos cometidos en 2014 sigan sin una resolución adecuada en 2024, una década de retraso que beneficia exclusivamente a los perpetradores.

La revictimización de las víctimas

El impacto más grave de estas dilaciones lo sufren las propias víctimas. Niñas y adolescentes que, tras haber vivido experiencias traumáticas, ven cómo el sistema que debía protegerlas no cumple con su cometido. Es inaceptable que, después de todo lo que han pasado, estas jóvenes no encuentren en la justicia una respuesta firme y rápida.

Nosotras, defendemos que la justicia no solo debe castigar a los culpables, sino también reparar el daño a las víctimas, algo que claramente no ha ocurrido en este caso. Las indemnizaciones ridículas de 500 a 2.000 euros que se han impuesto no compensan en absoluto el sufrimiento vivido.

Reformas urgentes

Este caso evidencia la necesidad de una reforma urgente en los procesos judiciales que afectan a menores. Creemos firmemente que los casos de explotación sexual de menores deben ser tratados con prioridad absoluta, evitando que los retrasos burocráticos beneficien a los culpables.

Además, instamos a que se refuercen las medidas de apoyo a las víctimas, tanto a nivel psicológico como económico, para garantizar que estas jóvenes puedan reconstruir sus vidas tras el trauma.

La lentitud judicial no puede seguir siendo una excusa para que los delincuentes eviten las consecuencias de sus actos. Las víctimas merecen justicia, y la merecen ahora.

 

Imagen: El País