Ayer se cumplía el plazo para que las empresas con más de 50 trabajadores y trabajadoras presentasen ante la administración sus planes de igualdad, tal y como establece la ley.

Solo una de cada cinco empresas españolas ha hecho los deberes en este sentido por lo que con los datos que ofrece la seguridad social el porcentaje de empresas que están incumpliendo la ley se sitúa en el 80%.

De nada sirven las campañas y el aparente compromiso de la sociedad en avanzar en esta línea si las personas que forman parte de los consejos de administración de las empresas no se comprometen a eliminar la desigualdad laboral.

Los planes de igualdad se han implementado con el objetivo de atajar la discriminación laboral de las mujeres y reducir la brecha salarial que todavía se sitúa en el 24%.

Para ello, las empresas deben llevar a cabo un diagnóstico de la situación laboral de hombres y mujeres en los centros de trabajo atendiendo a una serie de criterios:

  • Proceso de selección y contratación,
  • Clasificación profesional,
  • Formación
  • Promoción profesional
  • Condiciones de trabajo –incluida la auditoría salarial–
  • Conciliación
  • Infrarrepresentación femenina
  • Retribuciones
  • Prevención del acoso sexual.

Con esta información, las empresas y los representantes de los trabajadores y trabajadoras deben acordar las medidas necesarias para corregir posibles deficiencias. Así mismo, se debe de establecer un plan de seguimiento y evaluación, que dura cuatro años. Finalizado este periodo, hay que renovar el plan de igualdad.

Cabe recordar que no cumplir con el registro del pertinente plan de igualdad supone para las empresas una infracción grave tipificada en el artículo 7.13 de la ley de Infracciones y Sanciones del Orden Social, sancionable con multas de hasta 7.500 euros.

Menos de 5.000 planes registrados sobre un total de 25.000

Si bien es cierto que la pandemia no ha ayudado mucho a mejorar estas cifras, parece que las empresas tampoco se lo han tomado en serio. Por otro lado, los sindicatos apuntan a la dificulta de atender todas las peticiones donde no están representados (los sindicatos deben estar presentes en la firma de los planes de igualdad)

En cualquier caso, estamos convencidas que si los directivos de las empresas tuvieran una mayor implicación se habría avanzado mucho más.

Nos gustaría ser optimistas y pensar que, al margen de las cifras de cumplimiento, este nuevo escenario marca un antes y un después en la lucha contra las desigualdades laborales que sufren las mujeres y que se tardará más o menos tiempo en desarrollarlo pero esto ya no tiene vuelta a atrás