En el día Internacional de la Educación queremos abordar un tema tan urgente como vital: la conexión entre la educación y la erradicación de la violencia de género.
«La lucha contra la violencia de género y la educación en igualdad van de la mano.» Con esta frase se puede resumir perfectamente uno de los aspectos que, desde nuestra experiencia, resultan determinantes para luchar contra las violencias machistas. No cabe duda de que educar a niños, niñas y adolescentes es más que impartir conocimientos; es sembrar las semillas de la igualdad y el respeto desde edades tempranas.
En cifras globales, la ONU estima que alrededor de 736 millones de mujeres, casi una de cada tres, han sido víctimas de violencia física o sexual en algún momento de sus vidas. En 2021, trágicamente, 45,000 mujeres y niñas perdieron la vida a manos de sus parejas o familiares y en 2022, en España, 56 mujeres fueron asesinadas por sus parejas o ex parejas.
En el contexto español, los datos no son menos preocupantes. Más de 1,200 mujeres han sido asesinadas por sus parejas o exparejas desde 2003, y desde 2013, 49 menores han sido víctimas de la violencia machista. Detrás de estas cifras alarmantes hay historias personales, familias y menores cuyas vidas han sido marcadas por la violencia de género.
Pero lo más preocupante es que estamos asistiendo a una tendencia inquietante como es el aumento de menores víctimas de violencia de género. Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), en 2021, el 28.6% de las víctimas eran mujeres menores de 18 años, y 661 chicas menores de 18 contaban con medidas de protección. La pregunta es clara: ¿cómo abordamos este problema creciente?
Aquí es donde entra en juego la educación. La prevención de las conductas machistas y la promoción de relaciones igualitarias deben ser pilares fundamentales en el sistema educativo. La educación afectivo-sexual, la revisión de roles y estereotipos de género, y la promoción de un uso seguro y responsable de la tecnología son áreas clave para intervenir.
El Barómetro Juventud y Género 2023, financiado por la Delegación de Gobierno para la Violencia de Género, destaca que el 36% de los jóvenes identifica la falta de educación como el factor principal que influye en la violencia de género. Esta percepción es compartida por hombres y mujeres en cifras similares.
La educación no solo es la solución, sino también la prevención. Con conciencia, información y valores sólidos, podemos erradicar la violencia de género desde sus raíces. La falta de educación ya no puede ser una excusa. Es hora de transformar nuestras aulas en semilleros de igualdad y respeto, construyendo un futuro donde la violencia de género sea una triste página de la historia.
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