Si hiciéramos una encuesta, estamos seguras de que la mayoría de las personas, empresas, fundaciones, instituciones y administraciones de este país se posicionarían claramente en contra de las violencias machistas y se mostrarían favorables a prestar ayuda a las víctimas de esta lacra de nuestra sociedad.

Pero también sabemos que ese posicionamiento claro de rechazo de la sociedad a la violencia de género se resquebraja cuando llega el momento de actuar y ayudar de forma efectiva a las mujeres y menores víctimas de la violencia machista.

Es entonces cuando las mujeres que trabajamos voluntariamente en una asociación como Somos Más y que actuamos directamente con las víctimas nos preguntamos si ese apoyo social tiene su reflejo real en las políticas y ayudas que se presta las víctimas o, solo es postureo.

Nuestra experiencia nos dice, lamentablemente, que la mayoría de las veces es solo postureo.

¿Y por qué?

Porque queda muy bien socialmente “ayudar” a las mujeres y menores víctimas de violencias machistas, pero, cuando llega la hora de aplicar esas ayudas en modo de subvenciones públicas o privadas, a las asociaciones se nos exige que asumamos una participación del presupuesto de los programas de ayuda a las víctimas, lo que muchas veces es inviable para una asociación como la nuestra.

Y no solo es nuestro caso, hay más entidades a los largo y ancho de nuestro país formadas por mujeres voluntarias sobrevivientes de la violencia de género, las cuales, de forma espontánea dieron el paso de asociarse para ayudar a otras víctimas pero que se encuentran con verdaderas dificultades para acceder a ayudas y subvenciones públicas y privadas.

Somos entidades con escasos recursos económicos por que dependemos de los demás. Nuestra única vía regular de ingresos, que son las cuotas de nuestras asociadas, no es tal ya que la mayoría de mujeres que acuden a nosotras han salido de sus casas con una mano delante y otra detrás. Y si no disponen de recursos económicos ¿Cómo les vamos a decir que paguen una cuota?

Pero también somos asociaciones de reconocido prestigio en nuestras ciudades y pueblos. En algunos casos, las únicas presentes para ayudar desde el primer momento a mujeres y menores víctimas de violencia machista pero que vemos cómo se hace cuesta arriba contar con ayudas al no poder afrontar ese «diezmo» al que ciertas asociaciones nos vemos sometidas.

¿Os parece surrealista? Pues este es el día a día de las asociaciones de mujeres sobrevivientes a las violencias machistas. Además de trabajar día a día con pocos recursos para llegar donde las administraciones no llegan, tenemos que ver como los programas de ayuda a estas mujeres son rechazados sistemáticamente por administraciones, fundaciones, etc., recibiendo a cambio únicamente una palmadita en la espalda, su agradecimiento y su «apoyo» a nuestro esfuerzo y dedicación.

En muchas ocasiones, esas ayudas se conceden a otras entidades por que tienen la capacidad económica para asumir parte del presupuesto de los programas de ayuda a las víctimas de violencia de género, también por que cuentan con personal contratado (nosotras no tenemos capacidad para ello, lo que es otro hándicap a la hora de conseguir una subvención) y aunque compartimos el mismo objetivo, la realidad es que las asociaciones de mujeres víctimas de violencia machista estamos en «desventaja» lo cual nos limita enormemente a la hora de ayudar a las mujeres que se acercan a nuestra asociación buscando asesoramiento y, en algunos casos, ayuda para dar de comer a sus hijas e hijos.

Esta es nuestra realidad pero, mientras tanto, seguimos ayudando a las víctimas gracias a las donaciones privadas de personas como tú; concienciadas y comprometidas así como de las empresas  que ejercen su responsabilidad social hacia las personas de su entorno y que se materializa en ayudas a asociaciones como la nuestra que tenemos, como único objetivo, atender a las mujeres y menores y facilitar, sin pedir nada a cambio, desde alimento  hasta el acompañamiento que necesitan.

Por todo esto es tan importante tu ayuda.

 

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