Despedimos un año terrible para las víctimas de la violencia de género. Han sido 55 mujeres quienes perdieron sus vidas a manos de sus parejas o exparejas.

Estas devastadoras cifras, que representan vidas truncadas y familias destrozadas, son el fiel reflejo de la crisis que enfrentamos como sociedad.

Las estadísticas no mienten. Con 55 mujeres brutalmente asesinadas en un solo año y 56 menores quedando huérfanos, la cruda realidad de la violencia de género en nuestro país alcanza niveles inaceptables.

¿Hasta cuándo permitiremos que la lacra de la violencia de género siga sumando nombres a la #ListaDeLaVergüenza?

No es suficiente organizar comités de crisis temporales para enfrentarnos a este problema, por desgracia, tan arraigado en nuestra sociedad. Necesitamos un compromiso real y políticas públicas efectivas por parte de todos los poderes públicos y partidos políticos para erradicar esta pesadilla para muchas mujeres.

Aquí presentamos nuestras propuestas y aportaciones a los comités de crisis, con la esperanza de generar un cambio tangible: enlace a nuestras contribuciones.

Las soluciones van más allá de los meros discursos. Exigimos inversión en educación en igualdad a lo largo de todas las etapas de la vida. Necesitamos un sistema judicial y operadores con una perspectiva de género clara y precisa, desde jueces y fiscales hasta equipos psicosociales y fuerzas de seguridad.

Urge una asignación adecuada y rápida de recursos para garantizar que las mujeres que sufren violencia de género puedan salir de relaciones abusivas y reconstruir vidas dignas para ellas y sus hijos e hijas.

Es imprescindible contar con comisarías UFAM 24/7, donde la recogida de denuncias esté a cargo de personal especializado. Los derechos que la ley otorga a las víctimas deben ser efectivos y no meras palabras escritas en un papel.

Las asociaciones de mujeres sobrevivientes deben tener una voz fuerte y activa en los organismos de decisión que tratan políticas que nos afectan. Los maltratadores deben enfrentar medidas ejemplares y condenas acordes a sus actos, sin que el foco se desvíe hacia las víctimas.

Es hora de poner fin a la revictimización y el miedo constante. Debemos levantar la voz y exigir un alto definitivo a los asesinatos y las violencias machistas. Negar la realidad de la violencia contra mujeres y niñas es perpetuar este ciclo de dolor y sufrimiento.

¡Basta de asesinatos machistas! ¡Basta de violencias machistas! ¡Basta de vivir con miedo!